Tomaba tu cuerpo
al amparo de la media luz
sobre sábanas nocturnas
sudando goteos lentos
esparciéndote las voracidades.
Alunizándote.
Más de una vez he descubierto la vocación en mí de lunático. Tengo el influjo del cuerpo celeste todo el tiempo, y la luna llena me provoca una marea interna, la sangre se revuelve en oleaje encrespado, los vellos de la nuca se me erizan y deseo, deseo, deseo.
A veces me conservo en mi habitación controlando esos ardores, otras, salgo de cacería con la única arma de mi esperanza de alas rotas.
Marváz
Mil gracias por las lecturas, un abrazo.
A veces me conservo en mi habitación controlando esos ardores, otras, salgo de cacería con la única arma de mi esperanza de alas rotas.
Marváz
Mil gracias por las lecturas, un abrazo.
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