octubre 20, 2009

Lunar



Tomaba tu cuerpo


al amparo de la media luz

sobre sábanas nocturnas

sudando goteos lentos

esparciéndote las voracidades.





Alunizándote.

Más de una vez he descubierto la vocación en mí de lunático. Tengo el influjo del cuerpo celeste todo el tiempo, y la luna llena me provoca una marea interna, la sangre se revuelve en oleaje encrespado, los vellos de la nuca se me erizan y deseo, deseo, deseo.

A veces me conservo en mi habitación controlando esos ardores, otras, salgo de cacería con la única arma de mi esperanza de alas rotas.

Marváz

Mil gracias por las lecturas, un abrazo.

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